Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (Filipenses 4:13)
Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta. (Salmos 23:4)
Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos. (1 Timoteo 2:1)
Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas. (Josué 1:9)
Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestra ayuda segura en momentos de angustia. (Salmos 46:1)
El Señor dice: Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir, yo te daré consejos y velaré por ti. (Salmos 32:8)
Y, si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido. (1 Juan 5:15)
Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo. (Juan 16:33)
Cobren ánimo y ármense de valor, todos los que en el Señor esperan. (Salmos 31:24)
Así que no temas, porque yo estoy contigo, no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré, te sostendré con mi diestra victoriosa. (Isaías 41:10)
Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. (Proverbios 3:5-6)
Podrán desfallecer mi cuerpo y mi espíritu, pero Dios fortalece mi corazón, él es mi herencia eterna. (Salmos 73:26)
Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús. (1 Tesalonicenses 5:16-18)
Por eso les digo: Crean que ya han recibido todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán. (Marcos 11:24)
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme? (Salmos 27:1)
El Señor es mi fuerza y mi escudo, mi corazón en él confía, de él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias.(Salmos 28:7)
Entonces ustedes me invocarán, y vendrán a suplicarme, y yo los escucharé.(Jeremías 29:12)
En mi angustia invoqué al Señor, y él me respondió. (Salmos 120:1)
El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador. (2 Samuel 22:2)
Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos. (Efesios 6:18)
Ustedes deben orar así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. (Mateo 6:9-10)
Pero los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas, volarán como las águilas: correrán y no se fatigarán, caminarán y no se cansarán. (Isaías 40:31)
Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración. (Romanos 12:12)
Por eso, anímense y edifíquense unos a otros, tal como lo vienen haciendo. (1 Tesalonicenses 5:11)
Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. (Mateo 18:20)
El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?. El Señor es el baluarte de mi vida, ¿quién podrá amedrentarme?. (Salmos 27:1)
Siempre que oramos por ustedes, damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo. (Colosenses 1:3)
Porque el SEÑOR tu Dios está contigo, él peleará en favor tuyo y te dará la victoria sobre tus enemigos. (Deuteronomio 20:4)
La mujer virtuosa ¿quién la hallará? Ella es mucho más preciosa que las joyas. (Proverbios 31:10)
No se inquieten por nada, más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.
El Señor es mi fuerza y mi escudo, mi corazón en él confía, de él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias.
¡Que todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! (Salmos 150:6)
Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio. (2 Timoteo 1:7)
Lleguemos ante él con acción de gracias, aclamémoslo con cánticos. (Salmos 95:2)
Se reviste de fuerza y dignidad, y afronta segura el porvenir.
Abre, Señor, mis labios, y mi boca proclamará tu alabanza. (Salmos 51:15)
Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará. (Proverbios 22:6)
El amor jamás se extingue. (1 Corintios 13:8A)
Para el que cree, todo es posible. (Marcos 9:23B)
De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre.
El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme?
Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados.
En ese mismo momento Jesús sanó a muchos que tenían enfermedades, dolencias y espíritus malignos, y les dio la vista a muchos ciegos.
Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la salud.
Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.
Olvida los pecados y transgresiones que cometí en mi juventud. Acuérdate de mí según tu gran amor, porque tú, Señor, eres bueno.
Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten ante esas naciones, pues el Señor su Dios siempre los acompañará; nunca los dejará ni los abandonará.
Yo le respondí: ¡Ah, Señor mi Dios! ¡Soy muy joven, y no sé hablar! Pero el Señor me dijo: No digas: “Soy muy joven”, porque vas a ir adondequiera que yo te envíe, y vas a decir todo lo que yo te ordene.
Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la justicia. Por sus heridas ustedes han sido sanados.
Al atardecer, le llevaron muchos endemoniados, y con una sola palabra expulsó a los espíritus, y sanó a todos los enfermos.
Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta.
Vivimos por fe, no por vista.
El Señor dice: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti.
Todo está permitido, pero no todo es provechoso. Todo está permitido, pero no todo es constructivo.
Tiende la mano al pobre, y con ella sostiene al necesitado. Si nieva, no tiene que preocuparse de su familia, pues todos están bien abrigados.
Luego Dios el Señor dijo: No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.
Su esposo confía plenamente en ella y no necesita de ganancias mal habidas. Ella le es fuente de bien, no de mal, todos los días de su vida.
En el seno de tu hogar, tu esposa será como vid llena de uvas; alrededor de tu mesa, tus hijos serán como vástagos de olivo.
Huye de las malas pasiones de la juventud, y esmérate en seguir la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con los que invocan al Señor con un corazón limpio.
Dicho esto, escupió en el suelo, hizo barro con la saliva y se lo untó en los ojos al ciego, diciéndole: Ve y lávate en el estanque de Siloé (que significa: Enviado). El ciego fue y se lavó, y al volver ya veía.
Señor, no merezco que entres bajo mi techo. Pero basta con que digas una sola palabra, y mi siervo quedará sano.
Restaura a los de corazón quebrantado y cubre con vendas sus heridas.
Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.
El Señor es mi pastor, nada me falta.
Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos —le contestaron.
Tomarán en sus manos serpientes; y, cuando beban algo venenoso, no les hará daño alguno; pondrán las manos sobre los enfermos, y estos recobrarán la salud.
El Señor te mantendrá libre de toda enfermedad y alejará de ti las horribles enfermedades que conociste en Egipto; en cambio, las reservará para tus enemigos.
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso.
Este es mi consuelo en medio del dolor: que tu promesa me da vida.
Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve.
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